Dos tardes y noches junto al río Guayas en el Palacio de Cristal y sus alrededores, fueron el acogedor ambiente del Funka Fest el pasado fin de semana.
El festival abrió sus puertas a un evento histórico para el arte y sobre todo para la música, en el no tan manso Guayas.
EL AMBIENTE
Luego de una larga y fructífera convocatoria comenzó el festival esperadísimo no solo por guayaquileños, sino gente de otras ciudades que disfrutan de la buena música y del clima. Música, comida, fotografía, artes escénicas, exposiciones y propuestas independientes de negocios, dieron mucho pie a la curiosidad de una mezcla de generaciones en un mismo lugar.
La decoración y el setting nos hizo sentir en otro país y el escenario grande hizo felices tanto a músicos como espectadores.
VIERNES
El primer día vimos a Paola Navarrete justo a la hora del atardecer, deslumbrando con su voz, y sus letras: indignas y a la vez tiernas hacia historias de amor superadas. Fue sin duda uno de los highlights en cuanto a artistas ecuatorianos. A pesar de que Paola ha vivido en Quito bastante tiempo, se sintió nuevamente como en casa y el público disfrutó tanto como ella.
El espectáculo continuó con Tripulación de Osos, una banda de Quito que tiene aires de Queens of the Stone Age, con unos arreglos de guitarra de primer nivel. La Tri, como se hacen llamar, dieron apertura al primer mosh del concierto.
El día no pudo haber cerrado mejor,
la luna estaba en el punto máximo cuando Plastilina Mosh subió al escenario y nos hizo saltar como en ninguna de nuestras infancias.
Nos fuimos felices coreando “Mr. P. M. O. S. H.” hacia nuestras casas y a recargar para ver a más bandas, más amigos y a Babasónicos al siguiente día.
SÁBADO
Llegar por primera vez a un segundo día de festival en la ciudad, se sintió relativamente cercano a ir al colegio. Veíamos a las personas con mucha calidez, pero
ya no había la necesidad de saludarnos porque seguíamos juntos desde el día anterior
solo quedaba disfrutar e intercambiar reseñas de lo que vivimos y vimos, todos felices.
Ya conocíamos las mejores horas para comprar una cerveza o las recomendaciones de los puestos de comida, el sánduche de lomo más buscado del camión de BaBang y los croissants de El Mono Goloso que son una delicia.
El Mono Goloso:
Ba Bang:
LO MEJOR
El cumplimiento de horarios: la puntualidad en Guayaquil ¡SÍ FUNKÓ! Además pudimos ver a Babasónicos luego de bailar con Guanaco MC y calentarnos para esa fiesta.
La tarima, situada en el lugar perfecto junto al río, con la vista perfecta a la luna y a las estructuras elegantes del Palacio de Cristal, fue el set de nuestro encuentro casi romántico con Babasónicos. Adrián Dargelos no dejaba de deslumbrarse por la calidez del público y, ni a la mitad del set, ya pedía regresar. Todas las canciones fueron coreadas, bailamos en Microdancing, lloramos en Putita y descargamos cualquier estrés de la semana con Sin mi Diablo.
Lo mejor de este festival, es saber que su éxito permitirá que se organicen más a futuro. Y si los demás superan este, la escena guayaquileña está destinada a FUNKAR.
Agradecimientos:
Reseña y fotos: María Cuesta.
Fotos: Alejandra Allauca.